sábado, 15 de mayo de 2021

Viaje a Nyon, Suiza.

Cuando nos preparamos para un viaje llenamos la maleta de todo lo que creemos que vamos a necesitar para la aventura, en este caso llenamos las maletas de mucha ilusión, de cariño y de bonitas sensaciones que nos produce una mirada a la infancia en otro lugar y otro espacio diferente al que estamos acostumbrados.

Aterrizamos en la escuela infantil Pop e Poppa en Nyon, Suiza y Marta Pardo nos recibe con la ilusión de quien muestra un trocito de su alma transformado en el cuidado, la atención y la educación de esas pequeñas personitas que cuentan con un espacio lleno de luz y de magia para ir formando su personalidad; un espacio donde cada rincón es mimado y cuidado sacandoles el mayor provecho para transformar el tiempo de cada niño en la escuela en maravillosos aprendizajes y en una estancia apacible y placentera.

Nos sorprende la luz que tiene la escuela. Una luz que da paz, reconforta y hace que todo brille con fuerza. Las botas de agua y los monos impermeables que cada niño guarda en su cajón nos hace transportarnos a días donde la nieve se hace presente y los pequeños salen entusiasmados a disfrutarlo, a aprender jugando sin a penas darse cuenta de todos los estímulos que son puestos a su alcance.

Marta nos habla de la rutina de un día en Pop e Poppa y nada más escucharla podemos entre ver la pasión y dedicación de los que hablan con el corazón en la mano, de los que aman su trabajo y lo disfrutan a diario.

Pop e Poppa nos pareció una Escuela Infantil pensada en la infancia de principio a fin donde cada rincón es propicio para fomentar la creatividad, autonomía y aprendizajes de los afortunados niños y niñas que acceden cada día a ella. Nos sentimos muy afortunadas por haber podido conocer una escuelita donde los diferentes y amplios espacios nos transportan a una mirada a la infancia donde los protagonistas tienen de forma dinámica todo lo imprescindible para seguir creciendo, creciendo en cariño, respeto y enseñanzas básicas para el desarrollo del niño.

Al regresar de este viaje y deshacer las maletas nos sorprendemos con que nos traemos mucho más de lo que llevamos, y es ahí, justo ahí cuando sabes que realmente el viaje mereció la pena.

Gracias.







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